jueves, 7 de mayo de 2020

¿Qué pienso que puede aportar la tecnología a la enseñanza de lenguas extranjeras? ¿Por qué?


Las nuevas tecnologías pueden facilitar todo tipo de trabajos, si se aplican adecuadamente. En el ámbito de la Educación, concretamente en la enseñanza de lenguas extranjeras, como no podía ser de otra manera, también tiene su cabida y utilidad. 


Por supuesto, el primer caso en el que la tecnología puede ser de gran utilidad es en las situaciones de enseñanza a distancia. En el caso del e-learning, la evolución a lo largo del tiempo ha sido más que evidente: desde los cursos por correspondencia o por la radio hasta verdaderas clases por videoconferencia en las que se proyecta un material que se parece (aunque no sea exactamente igual) al que podría utilizarse en una clase tradicional. Las nuevas tecnologías permiten, de esta manera, emular una clase a larga distancia, lo que multiplica las oportunidades de los alumnos que no pueden asistir a clases presenciales.


Además de las videoconferencias, también se pueden publicar los apuntes de las lecciones en internet, así como utilizar aplicaciones de repaso, evaluación y realización de ejercicios, con el objetivo de incentivar el trabajo autónomo y la práctica y mejora del idioma. Estos beneficios no sólo son propios de la modalidad a distancia, sino que podrían mezclarse con modalidades presenciales para aportar más material a los alumnos con los que éstos puedan trabajar; incluso, también, la búsqueda de explicaciones alternativas o complementarias a las que se ven en clase por parte del alumno en la Red puede tener muy buenos resultados en el proceso didáctico. Asimismo, las tecnologías pueden facilitar la obtención de muestras de lengua (input) adecuadas a las necesidades e intereses de los alumnos, así como la comunicación, no sólo con el profesor, sino también entre alumnos o con otras personas con las que poder practicar el idioma (salas de chat, foros, sitios web de entretenimiento, aplicaciones de llamadas y/o videollamadas en internet, etc.). Pero también resulta una ayuda al profesorado, quien puede ser capaz de ponerse en contacto con otros profesores (o seguir publicaciones que éstos puedan hacer en blogs) para mejorar sus propias técnicas de enseñanza o, incluso, autoevaluarse como profesionales a fin de poder mejorar su labor. Por último, gracias a las tecnologías se puede tratar un determinado material, que puede considerarse como aburrido por el alumnado, para aumentar su atractivo o claridad a la hora de su exposición; añadir colores, imágenes, efectos visuales, etc., sin pasarse, claro está, puede resultar muy beneficioso para mejorar el material que se desea impartir.


Todo lo mencionado con anterioridad no resulta sino un pequeño resumen de lo que se puede conseguir hoy en día; en un futuro, el uso de las nuevas tecnologías seguirá en ascenso y, con toda seguridad, continuará modificando la forma en la que entendemos la vida y, en consecuencia, también la enseñanza. Incluso si el profesor se considera partidario de la enseñanza tradicional presencial, parece evidente que el uso de las nuevas tecnologías puede resultar útil para todo tipo de modalidades y aportar muchísimo, tanto al alumnado como al profesorado.

En conclusión, el uso de las nuevas tecnologías resulta, en mi opinión, de una enorme utilidad en el proceso de enseñanza, y esta tendencia no hará sino aumentar con el paso de los años.

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